La piratería existente en las costas de Somalia ha sido una amenaza para el transporte marítimo internacional y la pesca en aguas somalíes desde la guerra civil iniciada en aquel país a principios de los años 1990. Desde 2005, varias organizaciones, incluyendo la Organización Marítima Internacional y el Programa Mundial de Alimentos, expresaron su preocupación ante el aumento de este tipo de actos. Uno de los medios utilizados por la comunidad internacional para enfrentar esta situación fueron patrullas militares navales organizadas en la Operación Atalanta de la Unión Europea, la Operación Escudo del Océano de la OTAN y la Task Force 150 de una coalición liderada por Estados Unidos, que operan en el golfo de Adén, el golfo de Omán, el mar Arábigo, el mar Rojo y el océano Índico. A partir de 2011 se empezó a permitir y generalizar la contratación por parte de las navieras de empresas de seguridad privada para proteger sus barcos en la zona de riesgo.